ARQUITECTO OMAR SEIJAS, VENEZUELA
  DIOS ESTÁ EN BARCELONA
 

DIOS ESTA EN BARCELONA

A propósito de Mies y Gaudí.

 

Autor: Arq. Omar Seijas.
FOTOS: OMAR SEIJAS

 

  Es interesante el análisis de una ciudad como Barcelona , claro está que en un breve artículo no se puede recorrer desde la planificación de el Plan Cerdá de 1859, que consistía en un organizado plan de manzanas de forma cuadrada,  además de calles muy  importantes como la Diagonal y la Meridiana, pasando por el modernismo, el novecentismo, la arquitectura pre- guerra civil con el grupo GATCPAC (Grupo de arquitectos y técnicos catalanes por el progreso de la arquitectura contemporánea) , el momento de la arquitectura en dictadura , antes y después, y la Barcelona sede de los Juegos Olímpicos de 1992.

 

En todos estos períodos destacaron muchos arquitectos españoles e internacionales , entre ellos cronológicamente, Ildefons Cerdá, Domenech i Montaner, Puig i Cadafalch, Antonio Gaudí, Jaume Torres, Josep Lluis Sert , el taller Bofill , Oriol Bohigas ,Rafael Moneo y muchísimos otros arquitectos no menos importantes que han tenido la responsabilidad de pensar y dibujar el tejido de Barcelona, años de esplendor y tiempos de oscuridad, lo político, lo social y lo económico , como ingredientes fundamentales dentro de la receta poética , que los  arquitectos  utilizaron en su momento histórico correspondiente.

La visita a la ciudad de Barcelona señala la diversidad de tendencias , materiales e influencias de otros países , la bienvenida a los arquitectos foráneos completan el repertorio de la Ciudad-Museo, Richard Meier ,Arata Isosaki, Mies Van Der Rohe, Jean Nouvel, Norman Foster , Richard Rogers , entre otros, enriquecieron la costa mediterránea en un ámbito a mi juicio irrepetible , por lo intenso y rico de las proposiciones urbanas y arquitectónicas.

 

Es muy complejo el tema y es por ello que decidí tomar con pinzas a dos arquitectos emblemáticos , contrastantes y absolutamente opuestos de la cultura arquitectónica en Barcelona como lo son aún, Antonio Gaudí y Mies Van Der Rohe.

Antonio Gaudí , el arquitecto  catalán más representativo del modernismo, en 1885 realiza su primera obra importante la Casa Vicens, más tarde la Casa Batlló en 1906 , la Casa Milá ( La Pedrera) en 1910 y la Sagrada Familia iniciado el proyecto entre  1883 y  1926 , la obra como todos sabemos , jamás  ha sido terminada.

 Obras importantes de Gaudí , un arquitecto-artista incomprendido.

Y salvando las distancias , el cual es el concepto abstracto de este artículo tenemos a Mies Van Der Rohe , arquitecto alemán , con un lenguaje claro de

 “ construir” , moderno y pulcro en su desarrollo y estricta geometría, clara definición de los materiales y sus dimensiones, su expresión de arquitectura debería ser  auténtica en la expresión de su época.

Sus obras más importantes el Instituto Politécnico de Illinois 1938, la Casa Farnsworth 1945,los edificios Lake Shore Drive de Chicago 1948, el edificio Seagram en Nueva York 1954, la Galería Nacional de Berlín en 1962 y

por supuesto el Pabellón de Alemania en la exposición Universal de Barcelona de 1929.

 

Y es esta obra, del Pabellón Alemán de 1929 donde se cruzan los pensamientos para enlazar a Gaudí y a Mies, aunque parezca una aberración o una excusa para una comparación ilustrativa de los caminos a tomar.

 

Sorprendente y categórica la famosa frase de Mies Van Der Rohe ,  “ Dios está en los detalles” , Antoni Gaudí quizás jamás hubiese pronunciado una expresión de esa magnitud, aunque muestra marcadas evidencias en el estudio de su obra , el gesto a la divinidad  de manera evidente y hasta redundante.

Toda esta motivación para  este artículo , parte de mi reciente visita a Barcelona , donde el mismo día ,uno confronta dos cultos arquitectónicos, que seguramente no tienen nada que ver con la religión, sino con la manera  como lo expresaba el Arq. Louis Khan  en 1960, “ Cuando  el sentimiento personal se transforma en religión y el pensamiento lleva a la filosofía, entonces la mente se  abre a la comprensión. Comprensión, digamos, de qué es la voluntad de ser de cada uno de los espacios arquitectónicos. La comprensión es la fusión de pensamiento y sensación, cuando la mente está en relación estrechísima con la psiquis, la fuente de lo que una cosa quiere ser.”

Seguramente Mies ó Gaudí no pensaban así , pero uno especula buscando respuestas a dos caminos tan extemporáneos, opuestos y apasionados, de dos arquitectos emblemáticos de la cultura arquitectónica mundial , que por pocos años de diferencia actuaron en un ámbito como Barcelona.

 



Primera visita: El Pabellón Barcelona , 8.00 am.

Esta obra tan pequeña en escala y tan importante en significado , icono de la arquitectura moderna del siglo XX, creado como un espacio dedicado a cualquier función practica de exhibición y solo a actos protocolares, a propósito de la Exposición Mundial en Barcelona 1929.

Lo interesante que la provisionalidad de un edificio de exposiciones , es que se convierte en un hito arquitectónico después de su reconstrucción entre 1981 y 1986.

El impacto del pabellón alemán era la modernidad de sus materiales, rigurosa geometría , exactitud de sus despieces y la claridad de su montaje, lo cual fue clave para poderlo recrear de nuevo, luego de su demolición una vez culminada la exposición mundial de 1929.

El agua , el cristal y el mármol como superficies básicas para acentuar el carácter del edificio, para cada material existía una red modular distinta, visos de libertad raros en un arquitecto como Mies.

Pulcra tecnología y audaz ensamblaje  ,radicalidad técnica de su uso en grandes superficies aplicadas a formas geométricas simples y elementales.

El mobiliario de carácter ritual , ubicación precisa y definitiva , marcan la tendencia Miesiana casi obsesiva.

El pabellón si lo vemos como un prototipo , o como un experimento espacial perfecto y autónomo, es  conceptualmente “un objeto“, para luego darnos cuenta que la relación con el ámbito original ,lo confirma como inseparable y se decide reconstruirlo en el mismo lugar , sobre sus  ejes estructurales originales y con una enfermiza fidelidad, que parece una referencia al espíritu y a la voluntad arquitectónica de Mies Van Der Rohe.

 

¿Pero que hace que esta comparación entre Mies y Gaudí sea insana o provechosa ?.



Segunda visita : La Sagrada Familia 3.00 pm

La obra inacabada, hito turístico de la ciudad y obra más famosa de Gaudí y el más claro exponente de su genio visionario.

Un edificio de gran escala, de ambición y dimensiones observables desde muchas perspectivas de la ciudad de Barcelona ,creada por un arquitecto de inclinación mística y de claras convicciones espirituales , la obra consecuente con las leyes católicas de implantación, concebida sobre una planta de cruz latina, con cinco naves, tres fachadas, un ábside y un crucero, destaca el templo por sus estilizadas torres y por su preocupante recargada ornamentación.

Los lentos tiempos de construcción , quizás le dieron a Gaudí demasiado vuelo a su inventiva y creatividad, más allá de lo que suele ser un templo religioso.

Lo inacabado de la obra posiblemente desarrolla en Gaudí , un sentido de experimentación en sitio , más propio de los artistas que de los arquitectos , porque son dos tiempos de pensamiento paralelos , que en  algunos momentos se tocan  y en  otros se separan.

La prudencia se cambia por audacia , con una síntesis espacial  y figurativa de su imaginario simbólico , santos, flores , pelícanos ,tortugas y fauna catalana , personajes bíblicos , todos como aporte a un mensaje escultórico con una función didáctica, en la cual se debate la fe cristiana durante su historia de pasión y gloria.

Gloria y pasión extrema que Gaudí dejó impresa durante años en todas las fachadas , maquetas de estudio, prototipos de caras y cuerpos de yeso, curvas y contra curvas , misterios y revelaciones, conocía muy bien los ritos y símbolos  de la liturgia católica y la “Naturaleza” como obra de Dios , que nunca dejó de ser la principal fuente de su inspiración.

Las inmensas flores que arman las bóvedas de las naves principales del templo y más sorprendente, las sombras de las mismas que se proyectan en los pisos y las paredes según la entrada positiva de la luz solar, marcan a un arquitecto sensible , improvisador , amante de lo inusual, hasta en su muerte, atropellado en Barcelona  por un tranvía y muriendo al tercer día de agonía, no resucitó físicamente, pero su legado catalán dejó impregnado el cielo de España de espiritualidad.

 

Al finalizar este texto que no pretende ser irreverente sino más bien reflexivo , no importa si Dios está en los detalles ó en todas partes , no importa si lo minimalista y austero son un camino correcto, lo que si importa es que los arquitectos nos   detengamos a pensar , es que  nuestros actos creativos traen acompañados siempre un aire de espiritualidad que diferencia y le da carácter a nuestras obras , no es mesurable , pero los observadores sensibles tendrán en sus manos respuestas filosóficas y más entendimiento de la voluntad  de lo que un espacio quiere ser.

Mies y Gaudí , simplemente fueron una excusa para poder plasmar unas inquietudes acerca de una experiencia espiritual y arquitectónica, a raíz de un encuentro con las “ discrepancias “.

 


 

 
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